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viernes, 3 de agosto de 2012

"El malecón de Guayaquil y los embarques de banano" escrito por Eduardo Bossano.




Machala, a viernes 3 de agosto de 2012.



Una nota de María Luisa Vásconez:


§  Me he permitido reproducir este escrito de mi querido amigo Eduardo Bossano, quien se ha convertido en un cronista maravilloso del Guayaquil de antes...... Su forma de escribir nos transporta casi visualmente a ese Guayaquil que tanto amamos y que debemos por deber rescatar del olvido ......
¡Gracias, Negro querido, por tus deliciosas crónicas.....!



DEL BAÚL DE LOS RECUERDOS.

"EL MALECÓN Y LOS EMBARQUES DE BANANO"


Hacia las Peñas, el malecón cambiaba de aspecto; se convertía en ejemplo vivo del tercer mundo. Los hombres rudos, las meretrices baratas, los vendedores de marihuana (de la otra aun no existía), los puestos de comida con techo de plástico, asoleándose el rechazo de banano, a la sombra cajas de cartón convertidas en colchones, los vendedores de balde con frescos helados para mitigar el clima.
En este tramo se realizaban faenas de carga y descarga del banano. ¡Eso era impresionante! Se trabajaba al hombro; no había maquinarias para subir el banano a los buques, por lo que un grupo de hombres rudos, a quienes se los denominaba “estibadores”, eran los encargados de transportar la fruta desde los camiones a las bodegas del barco. Lo hacían a pata pela'a, ya que debían trepar de tierra a las bodegas, y lo hacían con el racimo al hombro, caminando como los piratas sobre un tablón de madero de no más de 50 centímetros de ancho; los más avezados se tiraban dos racimos, uno en cada hombro, y eran respetados por sus compañeros.
Esto era un constante subir y bajar por esa rampa. Era normal el grito de “¡hombre al agua!”. El que se venía abajo, se caía por lo menos 6 metros. Todo estaba calculado para recogerlo de las aun no contaminadas aguas del río Guayas..... Y se seguía trabajando a punta de marihuana, hierba satanizada que, en aquel trajín, era utilizada para mantenerlos trabajando toda la noche y todo el día, si era necesario.
Otro de los personajes involucrados en estas labores era el llevador..…. Había un inspector, que era quien decidía si la fruta estaba apta para la exportación o no. Como era de él la decisión, el cargo que tenía era más o menos como los vista aforadores de aquel entonces, insigne llevadores de nuestra cultura (dejando primero aclarado que toda regla tiene su excepción).
Siempre me he preguntado por qué razón esa fruta no apta para la exportación no se la regalaba al pueblo…. Se la tiraba al agua..… Parecía soberbia…... ¡Miles de racimos iban a parar al río cuando el inspector no arreglaba o la fruta estaba realmente dañada!
Los estibadores tenían mala reputación por el asunto de la "hierba", pero no tenían más remedio que “tronarse” para “camellar” en esas condiciones.
Como era gente agresiva, por el mismo hecho de su trabajo, en ese lado del malecón se dieron muchos casos de asesinatos entre ellos, como el de la “Balsa Amarilla”, que fue uno de tantos sonados en aquel tiempo.
Todo aquel trajinar quedó para la historia.
No sé si se sigan utilizando a los estibadores.
De pronto han desaparecido...... Pero lo que sí sigue vigente son los “pitos” aristocratizados a partir de la guerra de Viet Nam.
Eduardo Bossano publicó en "Yo nací en este país... ¡Ecuador!">


 
Milton  

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