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lunes, 23 de septiembre de 2013

Agustín Cueva - Wikipedia, la enciclopedia libre

Agustín Cueva - Wikipedia, la enciclopedia libre
Hoy lunes 23 de septiembre se celebra el septuagésimo-sexto aniversario del natalicio del escritor ecuatoriano Agustín Cueva Dávila.



AGUSTÍN CUEVA DÁVILA.
SOCIÓLOGO.- Nació en la ciudad de Ibarra (capital de la provincia de Imbabura, República de Ecuador, el 23 de septiembre de 1937. Fueron sus padres legítimos el Dr. Agustín Cueva Sanz, cuya biografía puede verse en este diccionario, y Rosa Dávila, ibarreña.

Su padre murió cuando tenía solamente seis meses de nacido, pero al crecer pudo conocer su leyenda, sobre todo conversando con la gente que lo había tratado, beneficiándose de un ambiente donde su recuerdo estaba muy presente. Graduado de Bachiller en 1955, comenzó a estudiar Derecho, y Ciencias Políticas y Sociales, en la Universidad Católica de la ciudad de Quito (Capital de Ecuador). En 1958 sacó el título de Licenciado.

En 1960 viajó a la ciudad de París (capital de la República de Francia) en goce de una beca para la “Ecole des Hautes Etudes Sociales”. Tuvo de maestros a Raymond Aron, el símbolo máximo de la derecha europea, y por estar de moda el existencialismo profundizó en Jean Paúl Sartré y en el estructuralismo, cuyo auge comenzaba con Leví Straus especialmente. También leyó "El 18 Brumario" y " La lucha de Clases en Francia", pero sería mucho más tarde cuando empezó a interesarse en el marxismo, cuyas teorías sólo había estudiado en la U. Católica como parte de los programas. En 1963 regresó a Quito; formó con otros jóvenes de su generación el grupo de los Tzánzicos (Reductores de Cabezas), que solían reunirse en el "Café 77", clausurado por la dictadura militar a fines de ese año. Sin embargo, lograron editar la revista "Pucuna", influyendo en el proceso de desmitificación y revisión de la cultura de los años 60 y 70, aunque sus miembros terminaron evolucionando en sentidos diferentes, y el grupo se fue desintegrando paulatinamente.

Por esos días escribió un artículo largo sobre la obra de Jorge Icaza, y en 1965 fundó la revista cultural "Indoamérica" con su amigo Fernando Tinajero, que fue reflexiva y teórica, y llegó hasta el número octavo en 1968, demostrando que Cueva era uno de los intelectuales más comprometidos con el estudio de la realidad nacional y de Latinoamérica. Por ello, en 1965 había sido electo Presidente de la Asociación de Artistas y Escritores de Ecuador.

En 1966 egresó de la Facultad de Jurisprudencia de la Universidad Central en Quito; y estuvo entre los que se tomaron el local de la Casa de la Cultura Ecuatoriana. A fines de año volvió a Francia, y trabajó en el “Bureau pour le Development Agricole”.

En 1967, nuevamente en Ecuador, comenzó a dictar varias cátedras, fundó la Escuela de Sociología y publicó "Entre la Ira y la Esperanza" con ensayos centrados en una revisión global de la cultura ecuatoriana desde la colonia, que traspasaron el puro campo literario y artístico, introduciéndose hasta el núcleo de nuestros fenómenos sociológicos. El libro fue seleccionado por la UNESCO (Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura) como una de las treinta obras ecuatorianas que integraron la Colección Patrimonio Literario de la Humanidad. Cueva se mostró, en su momento de madurez y rigor científico, con criterio original y manejo de un lenguaje preciso y no-ajeno a una deliberada voluntad estética, que promovió un proceso de reflexión a través de la aplicación del método materialista histórico en la periodización de la literatura ecuatoriana.  "Entre la Ira y la Esperanza" hizo época y se constituyó en la Biblia de una generación, pues conmovió la docilidad conformista de la visión tradicional de la cultura y, a partir de ese libro, se vio la cultura de otro modo. El mismo año también dio a la luz dos ensayos: "Introducción a la literatura de Arturo Montesinos" y "Más allá de las palabras" en la revista Indoamérica, abriendo con este último su serie de trabajos sobre el populismo en Ecuador, con la llamada Mitología del Velasquismo, que le sería de utilidad para una de sus obras maestras.

"Entre la Ira y la Esperanza" cuestiona el método generacional de José Ortega y Gasset, expuesto y desarrollado con gran éxito por Hernán Rodríguez Castelo en los Cien Clásicos de la Literatura Ecuatoriana, de Ariel, oponiéndolo al método marxista del Materialismo Histórico, que si bien funciona en Sociología y en Política, no puede aplicarse exitosamente en lo literario; de manera que Cueva estuvo equivocado.
En Diciembre protestó con Manuel Agustín Aguirre por el agasajo brindado por Benjamín Carrión y Oswaldo Guayasamín, en la Casa de la Cultura Ecuatoriana, al Presidente Otto Arosemena Gómez, quien retribuyó a Carrión con la Embajada en México. Cueva sufrió la furia de sus coidearios "que no le perdonaron haber destapado la entente político-cultural del país".

En 1968 salió su artículo '"La Literatura Ecuatoriana" en la ciudad de Buenos Aires, y "Dos Estudios Literarios" en la ciudad de Cuenca. En 1969 editó en la República de Argentina un artículo sobre Jorge Icaza, y en la República de México, como ponencia del IX Congreso de la Asociación Interamericana de Sociología, una "Interpretación sociológica del Velasquismo". Entonces se aventuró a revisar su material sobre el populismo, con la perspectiva de darlo en forma de libro, pero en eso se proclamó la dictadura (1970). Fue clausurada la Universidad Central, y salió del país con un contrato para enseñar Teoría Literaria en la Universidad de Concepción, al sur de la República de Chile.

Mientras tanto, habiendo presentado su segundo libro "El Proceso de Dominación Política en Ecuador" al Concurso Internacional de Ensayos "Casa de las Américas" de la ciudad de La Habana, alcanzó una de las Menciones de Honor, compartida con "Las Venas abiertas de América Latina", de Eduardo Galeno.


La primera edición de "El Proceso de Dominación Política en Ecuador", podada por su autor de todo dato superfluo, apareció en 1972 en 108 págs., y constituyó un best-seller que mereció numerosas reediciones y fue traducido a varios idiomas, pero también tuvo sus detractores. Los comunistas ortodoxos del país se opusieron a la versión francesa, aduciendo motivos fútiles basados en diferencias de criterio (serias desviaciones ultraizquierdistas, se dijo entonces) En 1980, Rafael Quintero López publicó en Quito "El Mito del Populismo en Ecuador", y en 1986 Amparo Menéndez Carrión "La Conquista del voto, de Velasco a Roldós" cuestionando las afirmaciones de Cueva sobre el populismo, y muy especialmente las relaciones al mito del Velasquismo, que según Cueva se basaba en la demagogia del líder y en la inconsciencia de la mayoría poblacional de Ecuador. Por eso la lealtad y el apoyo a Velasco Ibarra.
En 1972 salió en la revista La Bufanda del Sol su artículo "Ciencia en la Literatura o Ideología de Clase en América Latina". En 1973 "El Proceso Chileno 1971-73". En 1974 "Problemas y Perspectivas de la teoría de la dependencia". En 1975 "Para una interpretación sociológica de Cien Años de Soledad", y en la Revista Difusión Económica "La Concepción Marxista de las clases sociales". Entre 1976 y 1977 colaboró en el Diario El Sol, de México.

Este año editó su tercer libro "El Desarrollo del capitalismo en América Latina", que logró el Premio Ensayo de la Editorial Siglo XXI, y conoció más de catorce ediciones sucesivas, demostrando ser un escritor latinoamericano, pues su pensamiento no estaba limitado solamente a su patria.

Lamentablemente su obra aparecía en revistas especializadas, muchas de ellas editadas en el exterior y de difícil consecución en Ecuador; por eso nunca fue un escritor popular en nuestro país.

Eran directos. Para Quintero y Menéndez, esto último no podía ser entendido de forma tan fácil, pues entre el líder y el pueblo siempre existía un grupo oligárquico (los terratenientes en la Sierra, y los comerciantes y exportadores en la Costa). La salida del libro de Quintero produjo una acalorada discusión en el II Encuentro sobre la realidad económica y social en Ecuador, celebrado en Cuenca en noviembre de 1980, donde se trató extensamente del velasquismo como fenómeno populista, a través del enfoque ortodoxo y del heterodoxo marxista. En Abril de 1981 se llevó a cabo el II Congreso de la Asociación de Economistas del tercer Mundo en La Habana (capital de la República de Cuba). Cueva fue notificado que la cúpula del Partido Comunista ecuatoriano no veía con buenos ojos su tratamiento doctrinario del populismo. En 1987 varios amigos suyos miembros del FADI, quisieron reeditar su libro en "Ediciones Mañana” y, por eso, fueron expulsados del partido. ¿A qué se debía tan encarnizada oposición a una obra teórica y aparentemente inocua, y cuya pretensión era servir de explicación al fenómeno velasquista en Ecuador? Cueva era un brillante intelectual, pero no estaba afiliado, ni era obediente, ni disciplinado. Su libro ha seguido citándose y nuevas ediciones en el mundo confirman su calidad de “Clásico de las letras ecuatorianas”, mientras que en el Partido Comunista ha pasado a la historia como algo que quiso ser la solución política a los problemas del mundo, y no lo fue.
Su ausencia se sentía en el país, pues era el primer sociólogo ecuatoriano, y como la situación no cambiaba y a la dictadura velasquista del 70 al 72 sucedió a la dictadura militar del General Guillermo Rodríguez Lara entre 1972 y 1976, y ésta a la de los Triunviros del 76 al 79, que para no soltar ni el poder ni la plata del petróleo inventaban incidentes como las dos comisiones constitucionales, el plebiscito, los dolorosos intersticios del crimen del Econ. Abdón Calderón Muñoz, los impedimentos para que el líder populista Asaad Bucaram no ascendiera al poder presidencial, la elección presidencial en dos vueltas, el fraude científico de la Mano Negra y el Vacío de Poder, entre otras picardías y bajezas de igual laya, Agustín prefirió seguir fuera de Ecuador, y aceptó varias cátedras en la División de Estudios de Postgrado de la Facultad de Economía, en la Universidad Autónoma de México, donde enseñó largos años (73-91) y trabajó también como Investigador del Centro de Estudios Latinoamericanos (CELA) de esa Facultad.

Nuevos artículos salidos de su pluma lo mantenían en la actualidad, tales como "Ecuador, la quiebra del petróleo y el nacionalismo pequeño-burgués", "Ángel y declive de la Economía de posguerra" en la revista de Difusión Económica en 1978. Igualmente su cuarto libro "Teoría Social y Procesos Políticos en América Latina", editada en México en 1979, y en la "Revista de Cuestiones Económicas" del Banco Central, "Pensamiento y Cultura de nuestra América”, sobre el pensamiento social latinoamericano, “Notas sobre el desarrollo de nuestras Ciencias Sociales en el último período" editada en Quito en1980.

El 7 de Septiembre de 1982 falleció su madre en Quito. Entre 1985 y 1986 volvió a colaborar en "El Sol" de México. El 1986 dio a la luz su quinto libro "Lecturas y Rupturas", con diez ensayos sociológicos sobre literatura en Ecuador, de la Colección Letra Viva, Editorial El Planeta, de Quito, explicando la relación dialéctica que se da entre las circunstancias de una sociedad y las manifestaciones artísticas que se producen en ella. De allí se originó su teoría de la selección de obras socialmente reconocidas como valiosas, porque representan ciertos niveles de la conciencia social y de los problemas de la colectividad. A través de ellas estudiaba a nuestra sociedad; en eso era sumamente selecto.

En 1987 salió su sexto libro “Teoría Marxista, alegorías de bases y problemas actuales”, al que siguieron varios ensayos de interés general para Latinoamérica, tales como "Las Democracias restringidas de América Latina" en 1988, "América Latina en las fronteras de los años 90" en 1989, ensayos claves para conocer a la nueva Derecha que ha elaborado en los últimos quince años un discurso caracterizado no solamente por un alto grado de congruencia, sino también por su índole totalizante, que incluye desde una explicación del proceso histórico que nos ha sumido en la crisis económica actual, hasta un recetario bien provisto de fórmulas magistrales para salir de ella. Este Neoliberalismo económico de los años 90, basado en lo económico que resulta de menos Estado y más Plusvalía, y en lo político que resulta de más represión y menos democracia, es posterior al llamado Terror Social de los años 70 y a la Década Perdida de los 80, y evidencia que, desde 1990 a 2000 dominaron los Burgueses Capitalistas para reconstruir el Demonio del Capital Mundial, sin importarle un comino ni el desempleo ni la miseria de las grandes mayorías famélicas, que sufrirán un impacto terrible y sin aparente solución.

En 1988, coordinó su séptimo libro “Tiempos conservadores. América Latina en la derechización de Occidente ", análisis sereno de la teoría del recorte del Estado, bien avalado desde Wáshington por la intromisión oficiosa del Fondo Monetario Internacional (FMI), que incide en la economía de todos los países latinoamericanos como una lógica consecuencia de las dictaduras militares de los años 70 en Latinoamérica, que impusieron la represión, la dispersión social y el terror político; todo lo cual ocasionó la llamada Década Perdida de los 80, donde la economía de estos países retrocedió brusca y socialmente del sitial en que se hallaba a diez años antes.

En 1990 empezó a sentirse sin ánimos, muy cansado. Le fue diagnosticado un cáncer invasor al pulmón, y regresó muy desmejorado a morir en Quito.

Entonces se reconoció unánimemente su inmensa y destacadísima labor intelectual, principalmente en el campo difícil de la Sociología aplicada a la Política y a la Literatura. Sus múltiples colaboraciones en Libros y revistas, sus inimitables Prólogos….. Sometido a diversos tratamientos (quimioterapias, radioterapias), perdido parte de su cabello, empezó a sufrir largos períodos de somnolencia. La Universidad de Loja le concedió el Doctorado Honoris Causa, Carlos Calderón Chico, a través de la Sociedad de Escritores Núcleo de Guayas, que realizó unas Jornadas Culturales en su honor. El Gobierno del Presidente Rodrigo Borja Cevallos le concedió uno de los Premios Nacionales de Cultura Eugenio Espejo.

Adolfo Pérez Esquivel asegura que no estamos en esta situación por mera coincidencia, sino que se trata de una planificación perfectamente preparada para todo el continente por parte de la República de Estados Unidos de América (EUA). Denuncia que una cadena de hechos lo ha llevado a esa triste conclusión: "Después del golpe de Estado del año 64 en Brasil, se comenzó a estructurar la llamada “Doctrina de la Seguridad Nacional”. Ochenta mil militares latinoamericanos pasaron por la “Escuela de las Américas” en la República de Panamá, y por las Academias Militares de EUA.

"En la década del 70, prácticamente todo el continente tuvo dictaduras militares. Se impuso lo que llamamos “la plata dulce”, capitales que tenían que aceptar los gobiernos y que entraban en el mercado financiero. En pleno auge de la dictadura creció vertiginosamente la deuda externa. "La década del 80 es como una primavera, después de muchos años de lucha de los pueblos y de sufrimiento se logró el retorno a la democracia con Jimmy Carter, el Presidente del Partido Demócrata de los EUA. Y es curioso, pero mientras en toda América Latina comienza a resurgir las democracias, nos empobrecimos.

“En la década de los 90 vienen las políticas de ajuste, la capitalización de la economía del Estado y las privatizaciones de las empresas públicas. Entonces…. ¿Qué pasa? Ésta es la pérdida de la soberanía, de la autodeterminación de los pueblos. De esta forma hemos privatizado todo, y ya no tenemos nada. Esa es la política del país del Norte."

Fuente: http://www.diccionariobiograficoecuador.com/tomos/tomo13/c5.htm





Agustín Cueva y su primer libro.
Shajayra Muñoz Fernández.



AGUSTÍN CUEVA Y SU PRIMER LIBRO. POR SHAJAYRA MUÑOZ.

Antes de escribir sobre esta obra, pretendo detenerme en conocer quién es Agustín Cueva, y he recopilado información al respecto: La vida de Agustín Cueva, sociólogo ibarreño, fue dedicada al estudio. Su padre, el Dr. Agustín Cueva Sánz, fue el primer profesor de sociología en la Universidad Central y Presidente de la Constituyente de 1928, fallecido al año siguiente a su nacimiento; pero este influyó de manera decisiva en la vocación de Agustín Cueva. Hijo único, fue educado por su madre; luego de cursar la secundaria, siguió la carrera de Derecho en la Universidad Católica, y estudió Sociología en el Instituto de Altos Estudios Sociales de Francia. Pero la época y el medio –auge de la izquierda ecuatoriana a consecuencia del levantamiento popular velasquista, conocido como la “gloriosa” (1944), la revolución boliviana de 1952, los gobiernos progresistas de Arévalo y Arbenz en Guatemala, y el triunfo de la revolución cubana- lo encaminaron por otro lado.
Con los antecedentes expuestos no causa sorpresa, su identificación con el grupo Tzántzico, integrado por jóvenes iconoclastas que se tomaron literalmente el Café 77, un lugar del centro de Quito, que era el lugar de reunión de varios intelectuales, por lo que fue clausurado por la dictadura de turno. Los Tzántzicos publicaron la revista Pucuna, y Cueva, en compañía de Fernando Tinajero, fundó la revista Indoamérica, publicación en la que expuso sus primeras apreciaciones sobre el fenómeno cultural ecuatoriano -tomado del artículo de Lenin Oña Vigencia de Agustín Cueva-.
Una vez que hemos conocido a cortos rasgos sobre el autor de “Entre la Ira y la Esperanza”, es pertinente conceptualizar la clase de obra que he podido disfrutar y que ha contribuido a tener una visión clara de la historia de Ecuador en el tiempo de la colonia y la mitad del siglo XX; claro, influenciado por una nueva corriente de pensamiento política y social que se enfrentaba a la cultura feudal heredada de la colonia.
Sociólogo que, como nadie, dominaba el lenguaje sencillo pero exquisito, adornado de varios matices que hacen que su entendimiento sea claro, oportuno y propiciador de un despertar de conciencia social que muy pocos intelectuales académicos son capaces de manejar.
´´Entre la ira y la esperanza´´ se estructura sobre la forma analítico-expositiva del discurso sociológico cuyo fundamento es la objetividad del análisis de los procesos sociales, el texto es una apasionada crítica del poder y de las formas culturales de la dominación, tanto colonial como interna; una poderosa interpelación sobre el vacío cultural del poder y de las clases dominantes.
Constituyéndose en un gran aporte al conocimiento de nuestra historia, que ha estado caracterizada por una mentira irracional que nos fue contada y que aparentemente era fruto de nuestro trabajo cultural, de nuestras batallas ganadas y perdidas, de nuestra sed de libertad; más al leer esta obra podemos darnos cuenta del engaño en el que nos sumergió la clase social que la escribió.
En este ensayo impregna el autor su pensamiento crítico y firme que hace que descubramos nuestra historia, influenciada como es lógico por la dominación colonial, en la cual se realiza un análisis de la literatura, la escultura, el arte, la arquitectura, desde un punto de vista sociológico, en la cual se denota una apropiación de la cultura ecuatoriana por la clase dominante. Es una crítica al poder y a las formas culturales de dominación, tanto en la colonia así como también propias del Ecuador de ese entonces. El documento tiene un gran desarrollo de pensamiento social hasta llegar al sociológico, los cuales se relacionan con el problema de la falta de identidad respecto del mestizaje.
Realiza una clara segregación de la historia de país, las transformaciones que comenzaban a aparecer, enmarcadas dentro de otras corrientes políticas. Deja ver con claridad el vacío cultural que tenía el poder y las clases dominantes; no se realizó producción cultural alguna que no estuviera mimetizada por la ideología colonial; todo era impuesto desde fuera; ni siquiera se dejó desarrollar una mera expresión del artista; todo era plasmado desde códigos impuestos, por lo que no podemos hablar de una cultura, un arte propio; este no existió; o, si existió, era solamente para complacer a la aristocracia y a la naciente burguesía de ese entonces, con un contenido social y político que tendía a apuntalar una crisis de identidad en los sectores dominados.
El haber leído este libro nos hace crear un compromiso con nosotros mismos, el de ver la historia desde el otro lado, no desde el lugar que nos quieren ubicar los que tradicionalmente han ostentado el poder, sino ir más allá, buscar, indagar, desde las bases mismas que con su actividad continua van construyendo un legado histórico que muchas veces no es recogido por nadie, pero que debe partir de una análisis y una investigación profunda para ir construyendo y edificando nuestra identidad histórica, que puede partir del campo, de lo urbano, de lo cotidiano, pero que nos permite crear espacios de conciencia e identidad colectiva, vinculados con el renacimiento de un ser humano participativo y más consciente de que debe ser sujeto activo dentro de los grandes procesos de cambios históricos de nuestro país.
Un reconocimiento especial a mi amigo, el poeta Carlos Lasso Cueva, quien me incentivó a leer esta obra, por su continuo trabajo por rescatar el pensamiento y la obra del maestro Agustín Cueva, por dedicar tiempo, pensamiento y obra a esta labor.
El pensamiento y obra de Agustín Cueva (su fundamental legado) más que nunca están vigentes, y pienso que nunca dejarán de estarlo; los tiempos son cíclicos, pero el aporte intelectual queda, se esparce y da frutos.
Agustín Cueva desafió con su pensamiento crítico al momento histórico que vivía el Ecuador de ese entonces.
Shajayra Muñoz Fernández.

Fuente: http://clavedelsociologo.wordpress.com/2013/09/23/agustin-cueva-y-su-primer-libro-shajayra-munoz-fernandez/>

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