Entradas populares

jueves, 21 de junio de 2012

Nelsa Curbelo : Aislamiento conectado - JUN. 06, 2012 - COLUMNISTAS - EL UNIVERSO

Nelsa Curbelo : Aislamiento conectado - JUN. 06, 2012 - COLUMNISTAS - EL UNIVERSO

Una pareja de enamorados jóvenes, fashions, estaban sentados abrazados debajo de los enormes ficus, de cara al Salado rebosante y tranquilo, absortos mirando sus respectivos iPods, los dedos no paraban de enviar mensajes. Me detuve a observarlos, luego de un rato continué mi camino, ellos no me vieron como tampoco vieron nada de lo que los rodeaba, embelesados en sus mensajes y en el chateo que los conectaba en su desconexión.
Días antes en una fiesta de matrimonio mi perplejidad fue enorme frente a una hermosa novia que no dejaba ni por un momento de enviar mensajes y fotos mientras el novio atónito y perplejo, tomaba unos tragos con sus amigos.
Durante el feriado, en la casa de playa donde descansaban, los mayores conversaban y los jóvenes no hablaban, se enviaban sus impresiones, comentarios y conversaciones entre sí, por medio de los celulares, separados solo por el espacio de una silla.
La tecnología es un avance enorme, nos permite comunicarnos en tiempo real, y mantenernos informados, pero puede convertirse en un real problema si no encauzamos su uso. Los más jóvenes parecen no saber qué hacer si no están en medio del ruido, y los mensajes, que los conectan y desconectan. La rapidez de los mensajes lleva a querer también rapidez en todo. En el amor, en las comidas, en los juegos. Los mayores también entran en la vorágine. No hay nada más patético que ver ancianos protestando porque la fila no avanza rápido en los bancos, ellos que en principio tienen todo el tiempo del mundo. Todos apurados.
Juntos sin estar juntos. Chateamos en los funerales, en las clases, en el trabajo, en las conferencias, en las reuniones de ministros, en la iglesia y en el cine.
Parece ser que nos relacionamos sin dar la cara, eligiendo el tiempo para hacerlo, editando y corrigiendo lo que escribimos, haciendo que las conversaciones “reales” pierdan interés, y los más jóvenes se muestren inseguros para abordarlas. Las abreviaturas para comunicarse se convierten en abreviaturas para expresar sentimientos y quereres. Los tiempos de silencio se convierten en abismos aterradores, y se busca llenarlos con lo que sea, oírse a sí mismo produce desazón y angustia. El frenesí por tomar fotos, por subirlas a las redes sociales, por guardar recuerdos de algo que no se vivió en plenitud, tan pendientes de captar la foto para revivir momentos que se dejaron pasar, en aras de contárselo a los demás, es como la superficie agitada del mar, que esconde en la arena que arrastra, la tranquilidad que se encuentra a pocos metros donde bulle la vida.
Habrá que formar también en la escucha, en la conversación, y en el silencio, como lo hacen los pueblos orientales. En muchos hogares de la India hay un espacio considerado sagrado, al que se respeta y cuida. Es el espacio para la meditación, la pausa. La habilidad para expresarse, para escuchar y guardar silencio deberá ser también una materia de aprendizaje en los espacios educativos.
Y poner la tecnología a nuestro servicio y no nosotros al servicio de ella, utilizarla, aprovecharla, sin reemplazar el desafío de encontrarnos con los demás y con nosotros mismos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario