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miércoles, 5 de junio de 2013

Enciclopedia del Ecuador - Efrén Avilés Pino

Enciclopedia del Ecuador - Efrén Avilés Pino

Una brevísima reseña de la vida del político ecuatoriano Eloy Alfaro Delgado.


<..................Inmediatamente asumió el mando de la República el Presidente del Senado, Dr. Carlos Freile Zaldumbide, y en la misma noche el Gral. Leonidas Plaza recorrió los cuarteles de Quito, acompañado del Ministro de Guerra, para asegurarse la lealtad de los mismos.
Esta actitud de Plaza ocasionó en la ciudadanía un gran malestar, que se agravó pocos días después cuando se publicó en Quito su candidatura presidencial. Inmediatamente, varias ciudades reaccionaron en su contra, especialmente en las ciudades de Esmeraldas y Guayaquil, donde se proclamaron las jefaturas supremas de los generales Flavio Alfaro y Pedro J. Montero, respectivamente.
Ante esta situación, la guerra civil pareció inevitable, por lo que los liberales llamaron a don Eloy, que se encontraba exiliado en Panamá, para que venga a tomar el mando de su ejército.
El viejo y cansado general llegó a Guayaquil el 4 de enero de 1912. Su arribo “conmocionó al país. Todos se imaginaban que asumiría el mando y que, como en 1906, el ejército de todo el país se pasaría a su comando; mas Alfaro no asumió el mando, sino que se presentó como mediador, promoviendo un Gobierno civil.” (Elías Muñoz Vicuña.- Los Generales No Corren, p. 58).
Un día después de su llegada -y buscando el reencuentro y la paz del país-, expuso un documento en el que, entre otras cosas, decía: “Hoy más que nunca deben posponerse las aspiraciones personales ante la necesidad de unificar la acción patriótica de cimentar la paz de la República... En el desgraciado caso de encenderse la guerra civil hasta el punto de ir a los campos de batalla, elementos le sobran para triunfar a la jefatura suprema proclamada en esta ciudad. Esto está en la conciencia pública, pero el patriotismo, la humanidad, el buen nombre de los ecuatorianos y los altos intereses del país, exigen que se procure a todo trance una solución pacífica a la par que decorosa para todos..... Procedamos con la cordura que las circunstancias reclaman, y no sólo daremos una prueba de civilización, sino que escribiremos una bella página en la historia ecuatoriana.”
La actitud mesurada y conciliadora de Alfaro no fue escuchada por el Freile Zaldumbide, quien por alguna obscura razón puso al Gral. Leonidas Plaza al mando del Ejército Nacional para que enfrente de inmediato a los alfaristas.
Mientras el Viejo Luchador buscaba por todos los medios la forma de evitar las trágicas consecuencias de una nueva guerra civil, las tropas de Plaza avanzaban presurosas hacia la Costa para iniciar la lucha, por lo que Montero y Flavio Alfaro tuvieron que salir a su encuentro para evitar que éstas lleguen a Guayaquil.
Los dos ejércitos se enfrentaron en los campos de Huigra, Naranjito y Yaguachi, donde en sangrientos combates -en los que ambos bandos lucharon con valor, coraje y heroísmo), dejando los campos de batalla cubiertos de sangre y gran número de muertos- las fuerzas alfaristas, al no poder resistir la inmensa superioridad del ejército regular, fueron finalmente derrotadas.
“Entonces, en plena derrota, con el ejército enemigo ya en Durán, frente al puerto, por un acto de ejemplar heroísmo y con el anhelo de lograr todavía un arreglo pacífico, Eloy Alfaro, el anciano fatigado de setenta años, aceptó la responsabilidad de ser designado director general de la guerra. Un ambicioso cualquiera hubiera tomado la única decisión lógica: Abandonar el campo y salir del país.” (A. Pareja Diezcanseco.- Ecuador: Historia de la República, tomo II, p. 213)............................>

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