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jueves, 8 de agosto de 2013

Matoneo en Colombia | Salud y Bienestar | Alo.co

Matoneo en Colombia | Salud y Bienestar | Alo.co

Un brevísima referencia sobre el matoneo (toreo, bullying) en la República de Colombia.

<"Todos mis compañeros empezaron a salir del salón, se quedaron Camila* y sus amigas. Presentía que nuevamente me iban a molestar… Guardé algunos libros en mi maleta y, cuando caminaba hacia la puerta, Daniela me detuvo frente al tablero. Me agredió verbalmente; le dije que no quería problemas, que me dejara –ya estaba acostumbrada a sus groserías–, pero María cerró. Como no respondí, Daniela me dio una cachetada. Sus amigas le gritaron: ‘¡Pégale, es una perra, una zunga!’ Me comenzó a cachetear, me tomó del pelo, me lanzó contra el filo del escritorio y fui a dar al piso. Terminó encima de mí; me siguió pegando, perdí el conocimiento por unos instantes y, cuando volví en mí, sólo veía su puño en mi cara, escuchaba sus risas y la percibía, aunque un poco borrosa, pero ya no sentía nada...”

Para ser víctima de bullying (‘toreo’, término traducido del idioma inglés, que fue adoptado en 1970 por Dan Olweus, un investigador noruego, para aludir al maltrato sistemático y continuado entre pares), cualquier excusa sirve: ser gordo o flaco, tener las mejores calificaciones o las peores, que los padres cuenten con una posición social importante o no, ser amanerado, declararse públicamente homosexual o sencillamente ser bonita y gustarle al más churro del colegio… Este último pretexto fue el que llevó a la estudiante de 16 años de edad, que cursaba grado noveno en uno de los colegios bilingües más prestantes de la ciudad de Bogotá (la capital de Colombia), a acosar durante meses a su examiga hasta llegar al grado de casi matarla a golpes en el salón de clases, por, supuestamente, haberle quitado el novio. La "bully" (matona, bravucona, peleonera, abusiva), hija de un diplomático, fue sacada del país; y Alejandra, la víctima, aún se recupera de las secuelas emocionales, e inició la universidad y una nueva vida en otra ciudad...................................
.................................Para el psicoanalista y especialista Martín Ochoa, por cuyo consultorio desfilan maltratadores y maltratados, la experiencia del acoso entre pares es “siempre muy dolorosa. Pensemos que en el proceso de socialización de los jóvenes, en un momento los pares toman en parte el lugar que antes ocupaban los padres. Pasan a ser figuras muy importantes y, si ese traslado implica una relación despótica, el dolor es tremendo. El rechazo es vivido con intensidad. La sensación de fracaso es total”, alerta.

¿La posible solución? Fortalecer el apoyo emocional -que es fundamental para la rehabilitación tanto del maltratador como del maltratado- en un ambiente de unidad familiar y empatía escolar. “Lo importante es enviarles una serie de mensajes positivos a los padres y a los cuidadores para que se ganen la confianza de sus hijos, para que les enseñen desde muy pequeños a no agredir, a aprender que todos tenemos derechos y que nuestro derecho termina donde inicia el derecho del otro.
Un llamado a compartir en familia, a que no dejemos solos a nuestros hijos, y mucho menos en manos de la tecnología”, complementa Adriana González.>

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