Miércoles 19 de diciembre de 2012.
Algunas cifras para remover la conciencia de quienes creen que Dios nos la pondrá fácil y nos desaparecerá de un plumazo el próximo 21 de diciembre. En el mundo, 30 mil niños mueren de hambre todos los días; y 54 mil intentan quitarse la vida por ser víctimas de violencia, soledad o bullying. Siria ya cuenta 42 mil muertos, e Iraq un millón desde la invasión de Estados Unidos. En México hay 60 mil víctimas del narcotráfico. Doce famosos murieron de sobredosis de drogas, al igual que miles de anónimos adictos. Este año 70 personas murieron en Egipto tras un partido de fútbol, y 16 tiroteos en 19 años dejan 225 muertos en Estados Unidos. La tragedia de Newtown (Estados Unidos) cierra el año: 20 niños, de cinco y seis años de edad, fueron asesinados en una balacera protagonizada por un joven de 24 años, de quien hasta hoy sólo se sabe que sufría una especie de autismo. El hecho abrió una posibilidad de que en Estados Unidos se controle la venta de armas, lo que está bien. Pero impresiona que el mundo crea que esta sea la causa de tanta muerte, y no un efecto más de la causa. ¿Dónde si no es así quedan entonces la indeferencia, el desamor, la soledad, el egoísmo? Nadie reflexiona sobre el deterioro de una sociedad sin la práctica de valores, como la solidaridad y la justicia, que está dando a luz esta especie de monstruos, que para mí son claras señales de que estamos tocado fondo. Estamos los seres humanos como especie autodestruyéndonos. Necesitamos repensarnos como seres humanos y alistarnos para un nuevo comienzo, que es lo que realmente anuncia la profecía Maya.>
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