▶ Miguel Angel Cabodevilla: La matanza de Marzo - YouTube
La Constitución de la República de Ecuador es totalmente clara y categórica en su legislación.
Ni nadie ni nada está en un país plenamente democrático por encima de la Constitución y las leyes.
Debemos si queremos democracia verdadera respetar fielmente la Carta Magna.
Si anhelamos, sea enmendar, sea reformar, la Constitución, ella nos da los mecanismos para hacerlo.
No es constitucional para reformar o enmendar la Constitución -porque no consta- hacer uso del plebiscito, ya que el pueblo ecuatoriano en su conjunto eligió democráticamente -por voto secreto y universal- la constitución que quería en el plebiscito que se realizó en 2008.
Este Gobierno que entró a administrar el país sin jurar la Constitución anterior a la de 2008, se comprometió al principio de su régimen solemnemente "ahora sí" a respetar la "nueva" constitución, la que de paso tildó de ser la más "progresista" de todos los tiempos modernos, y de la que anticiparon que duraría "por lo menos unos trescientos años".
¿Qué pasó con la "nueva" constitución?
Para mí, da la impresión de que sólo valen efectivamente las cosas y las personas cuando me convienen y sirven a mis muy personales intereses y/o a los propósitos del grupo al que pertenezco. Y si no me sirven, no valen para nada y es mejor para mí eliminarlas.
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