Opinión del comunicador ecuatoriano César Alarcón Costta.
El 16 de septiembre de 1835 constituyó un día muy especial para la ciencia y el pensamiento moderno. Llegó a las islas Galápagos el muy célebre científico británico Charles Darwin.
Su obra fundamental "El origen de las especies por medio de la selección natural, o la preservación de las razas preferidas en la lucha por la vida", publicada en 1859, estableció que la explicación de la diversidad que se observa en la naturaleza se debe a las modificaciones acumuladas por la evolución a lo largo de las sucesivas generaciones. Trató la evolución humana y la selección natural en su obra "El origen del hombre y de la selección en relación al sexo" y, posteriormente, en "La expresión de las emociones en los animales y en el hombre". También dedicó una serie de publicaciones a sus investigaciones en Botánica, y su última obra abordó el tema de los vermes (gusanos, especialmente los que viven como parásitos en el intestino de algunos animales vertebrados) terrestres y sus efectos en la formación del suelo. Dos semanas antes de morir publicó un último y breve trabajo sobre un bivalvo diminuto encontrado en las patas de un escarabajo de agua de los Midlands británicos. Dicho ejemplar le fue enviado por Walter Drawbridge Crick, abuelo paterno de Francis Crick, codescubridor junto a James Dewey Watson de la estructura molecular del ADN en 1953.
Como reconocimiento a la excepcionalidad de sus trabajos, fue uno de los cinco personajes del siglo XIX no pertenecientes a la realeza de Reino Unido honrado con funerales de Estado, siendo sepultado en la Abadía de Westminster, próximo a John Herschel e Isaac Newton......................................>
Fuente: http://es.wikipedia.org/wiki/Charles_Darwin
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