Prohibido olvidar:
"¡Libres!"
Artículo de opinión escrito por Jeanette Hinostroza y publicado en Diario HOY del miércoles veintitrés de enero de 2013.
La nueva política migratoria de Cuba no es fruto de un cambio de pensamiento del Gobierno cubano, sino de la falta de dinero. Esta es una de las trescientas reformas económicas que Raúl Castro puso en marcha para tratar de levantar la alicaída economía del país caribeño, afectada por el embargo que aplica Estados Unidos a la Isla, pero también por años de mala administración. El régimen cubano necesita que la población emigre a otros países y regrese con dinero fresco.
Pero esta no es la única verdad que sale a la luz. También se revela la realidad de un pueblo que, ni bien le abren la puerta, aprovecha para salir despavorido; un pueblo que, a cuenta de una supuesta igualdad, ha tenido que soportar años de escasez de alimentos, desempleo, pobreza y la persecución de un régimen que no admite que nadie se queje, y que ahora podrá ir por el mundo contando su verdad.
Eliminada la odiada tarjeta blanca, el principal destino de los cubanos es la ciudad de Miami (estado de la Florida, República de Estados Unidos de América). Pero también vienen a Ecuador, el único país que no les pide visa. Juancho P. llegó hace unos cuatro meses al aeropuerto de Quito; su hermano lo esperaba ansioso en la salida internacional; no hubo palabras, solo un gran abrazo selló el encuentro. Ambos son profesionales, pero ninguno tenía trabajo. Juancho tiene casa, pero la compartía con otra familia con la que dejó de hablarse hace tres años; su mayor problema era la leche de su hija, que el Gobierno le entregaba en dosis exactas de acuerdo a su edad, y que sus vecinos tomaban para su hijo de 10 años, a quien querían alimentar mejor. A mediados del año pasado, la única empresa que vendía productos para la limpieza y la higiene personal abandonó la isla, y el papel higiénico volvió a escasear, lo que se convirtió en un nuevo detonante entre ambas familias. Desde entonces, Juancho se propuso salir del país y venir a Ecuador, hacia donde su hermano ya había encontrado refugio. Ayer fueron nuevamente al aeropuerto, esta vez una hermana emprendió el viaje con la esperanza de instalarse aquí por un tiempo. El reencuentro no se dio. Esta vez el Gobierno cubano no tuvo nada que ver, sino las contradictorias políticas del único país que no les pide visa, pero que decidió mantener el absurdo requisito de la carta de invitación, un documento con el que grupos de explotadores hacen un jugoso negocio. Una carta de invitación la consigue cualquiera; sólo tiene que pagar su precio, que promedia entre los $800 y los $1.200.
Si el Gobierno ecuatoriano quiere restringir la entrada de cubanos, debería volver a pedirles la visa, y no prestarse para que unos pocos mafiosos se sigan aprovechando de las necesidades de los cubanos.
El requisito, además, afianza el mito de que los cubanos vienen para causar problemas; nada más falso, pues son muy pocos los que han tenido encontrones con la ley.
Es cierto que no tenemos mucho qué ofrecerles, pero ellos están dispuestos a salir adelante con poco, mientras conserven el mayor de los tesoros: su libertad.>
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