Los derechos humanos son universales.
La inmensa mayoría de
los ciudadanos ecuatorianos contemporáneos desconocen, soslayan o simplemente
no toman seriamente en cuenta que el privilegio de poder libremente decidir
(escoger, optar) con quien formar tu hogar, la profesión o el arte que deseas ejercer, la
filosofía bajo la que deseas encaminar tu existencia, la religión que quieres
profesar, etc., son ventajas de las que nuestros mayores nacidos desde finales
del siglo XIX para atrás, tal vez desde el comienzo del mundo, nunca tuvieron a
su alcance.
El mundo moderno que hoy tenemos es la mera herencia de los cambios evolutivos (de simple a complejo, de primitivo a civilizado) que surgieron a través del tiempo que ha transcurrido en la vida del hombre como especie (homo sapiens) desde que este surgió, merced sobre todo al aporte decisivo de todos aquellos de nuestros antepasados que sacrificaron sus vidas con la finalidad de legar a sus seres queridos un mundo mucho mejor (más sano, más beneficioso, más constructivo, más positivo, más útil) del que a ellos les tocó pervivir.
La democracia, como hoy la conocemos (cuya esencia se asienta en el principio universal de que todos, absolutamente todos, somos iguales ante la ley), es una forma de gobierno completamente nueva (inédita) en toda la historia del hombre. Siempre había sido en la historia del hombre que los gobernados son vasallos de sus gobernantes. Con el pleno ejercicio del gobierno en democracia, se abre el proceso (conjunto de las fases sucesivas de un fenómeno natural o de una operación artificial) que lo inspira el razonamiento fundamental de que "todos somos iguales ante la ley". Defender este principio es igual que defender la herencia de libertad legada por nuestros ancestros, la cual es el fundamento de una pacífica convivencia social, cuya esencia para que se haga verdadera se halla en alcanzar como norma de vida la práctica cotidiana y responsable del respeto sincero entre todos los conciudadanos.
El mundo moderno que hoy tenemos es la mera herencia de los cambios evolutivos (de simple a complejo, de primitivo a civilizado) que surgieron a través del tiempo que ha transcurrido en la vida del hombre como especie (homo sapiens) desde que este surgió, merced sobre todo al aporte decisivo de todos aquellos de nuestros antepasados que sacrificaron sus vidas con la finalidad de legar a sus seres queridos un mundo mucho mejor (más sano, más beneficioso, más constructivo, más positivo, más útil) del que a ellos les tocó pervivir.
La democracia, como hoy la conocemos (cuya esencia se asienta en el principio universal de que todos, absolutamente todos, somos iguales ante la ley), es una forma de gobierno completamente nueva (inédita) en toda la historia del hombre. Siempre había sido en la historia del hombre que los gobernados son vasallos de sus gobernantes. Con el pleno ejercicio del gobierno en democracia, se abre el proceso (conjunto de las fases sucesivas de un fenómeno natural o de una operación artificial) que lo inspira el razonamiento fundamental de que "todos somos iguales ante la ley". Defender este principio es igual que defender la herencia de libertad legada por nuestros ancestros, la cual es el fundamento de una pacífica convivencia social, cuya esencia para que se haga verdadera se halla en alcanzar como norma de vida la práctica cotidiana y responsable del respeto sincero entre todos los conciudadanos.
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