No hay ética en la conducta de un gobernante que se cree en condición de superioridad de la población a la que debe servir. No hay ética en un gobernante que se asume en condición de excepción en la obligación de rendir cuentas y no de pedirlas. La excusa del supuesto propósito ha convertido en normal el uso de recursos constitucionales en formas que configuran abuso palmario del derecho. Decretos de estado de excepción, que en cualquier sociedad democrática y ética son recursos excepcionalísimos, pues desequilibran en balance de poder, han sido emitidos sin el reparo debido a la legitimidad. Son tantos, que la conciencia pública aun de los más adversos, ha dejado de sorprenderse. Flujo de recursos, asignación de contratos, todo ello sin concurso y amparado en abusiva expresión de patrimonialismo..................>
jueves, 14 de marzo de 2013
La mayor corrupción | 2012-11-07 00:50:00 Explored - Noticias de Ecuador
La mayor corrupción | 2012-11-07 00:50:00 Explored - Noticias de Ecuador
Mucho se ha debatido que el humor del gobernante define la agenda. Que son sus secreciones biliosas las que influyen en sus decisiones. De estos años de gestión la conclusión debería girar en torno a que esos elementos subjetivos si cuentan, pero son poco relevantes. De lo que se trata es sobre cuales son las categorías éticas que informan el ejercicio del poder.
No hay ética en la conducta de un gobernante que se cree en condición de superioridad de la población a la que debe servir. No hay ética en un gobernante que se asume en condición de excepción en la obligación de rendir cuentas y no de pedirlas. La excusa del supuesto propósito ha convertido en normal el uso de recursos constitucionales en formas que configuran abuso palmario del derecho. Decretos de estado de excepción, que en cualquier sociedad democrática y ética son recursos excepcionalísimos, pues desequilibran en balance de poder, han sido emitidos sin el reparo debido a la legitimidad. Son tantos, que la conciencia pública aun de los más adversos, ha dejado de sorprenderse. Flujo de recursos, asignación de contratos, todo ello sin concurso y amparado en abusiva expresión de patrimonialismo..................>
No hay ética en la conducta de un gobernante que se cree en condición de superioridad de la población a la que debe servir. No hay ética en un gobernante que se asume en condición de excepción en la obligación de rendir cuentas y no de pedirlas. La excusa del supuesto propósito ha convertido en normal el uso de recursos constitucionales en formas que configuran abuso palmario del derecho. Decretos de estado de excepción, que en cualquier sociedad democrática y ética son recursos excepcionalísimos, pues desequilibran en balance de poder, han sido emitidos sin el reparo debido a la legitimidad. Son tantos, que la conciencia pública aun de los más adversos, ha dejado de sorprenderse. Flujo de recursos, asignación de contratos, todo ello sin concurso y amparado en abusiva expresión de patrimonialismo..................>
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